28 de mayo de 2011

Renacer.

27 de Mayo. Cumplo veinte años.
Este año supongo que ha sido de los peores de mi corta vida, se puede notar en todo lo que he escrito, el pesimismo se adueña de la mayoría de todas sus lineas, y un día sales dispuesta a comerte el mundo, y otro día el mundo te come a ti. Se nota la inseguridad, la desconformidad y la desilusión. 
He podido llegar a sentirme la persona más insignificante del mundo, he llegado a adaptar mi personalidad a los demás sólo por comodidad, esa que dicen que vas confeccionando con los años y en tan sólo uno he organizado un desbarajuste en ella que va a necesitar tiempo para recomponerse de nuevo.
Y yo que tan orgullosa estaba de ella, la paseaba con una satisfacción admirable, ahora disimula y apenas se deja ver.
Veinte años. Siempre digo, en mí no tengo nada extraordinario, no soy extremadamente guapa, ni extremadamente inteligente, no se me da bien la música, y no he destacado ni en estudios ni en deporte; al menos, no lo suficiente para presumir de ninguno de ellos. 
Pero siempre he presumido de dos cosas: la primera, una familia codiciable. Y unos excelentes  amigos, de los de toda la vida, de los que se separan por un tiempo, y su amistad no se debilita, al revés, se fortalece.
Y otras amigas, recientes, pero imprescindibles en mi vida.
Este año no tengo mucho que celebrar, únicamente los buenos momentos pasados y los buenos momentos futuros, lo que aún están por llegar.


El ave fénix, arde entre las llamas, muere y renace eternamente, de entre las cenizas.

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