Adele, Adele... la descubrió mi hermano, el enamoramiento por su voz me lo atribuyo a mi.
Llega un momento en la vida en el que oficialmente, eres adulto. De repente ya eres mayor para votar, beber y tomar parte en actividades de adultos.
La gente espera que seas responsable, serio. ¿Pero acaso maduramos de verdad? Algunos esperan que al cumplir los 18 notemos un cambio, controlemos nuestras emociones, nos adaptemos a cualquier situación de una manera serena. Crecemos, envejecemos...
Pero la mayoría de veces, seguimos teniendo los mismos problemas que cuando teníamos 15 años, no importa cuánto crezcamos, o cuánto envejezcamos, siempre estamos tropezando.
Cuando eres pequeña, la noche da miedo porque se esconden monstruos bajo la cama, aparecen sombras.Cuando te haces mayor, los monstruos son diferentes. Falta de confianza en uno mismo, soledad, arrepentimiento, inseguridad; y aunque seas mayor y más sabio, te sigue dando miedo la noche.
Dormir. Es lo más fácil de hacer, pero para muchos, dormir parece estar fuera de su alcance.
Pero una vez que nos enfrentamos a nuestros miedos y nos entregamos a los demás, la noche no da tanto miedo porque nos damos cuenta de que no estamos completamente solos en la oscuridad.
Eternamente… jóvenes.